De acuerdo a investigaciones, la cantidad de sonidos altos que se
escuchen, repercute directamente en la probabilidad de dañar la capacidad de
audición de una persona.
En la vida cotidiana, estamos expuestos a cantidad de ruidos: en
el trabajo, ruidos del tráfico, y en ocasiones a sonidos demasiado altos, como
los de las discotecas, las fábricas, los cuales, pueden dañar la delicada y
compleja estructura de nuestro oído.
Si constatamos que, por ejemplo, el nivel de tráfico intenso,
tiene unos 85 decibelios de intensidad, que producen daños en la audición,
imaginemos un concierto de rock, que alcanza los 110-120 dB, y esa es la
intensidad de alcanzan los auriculares cuando se escucha en estéreo, e incluso,
este ruido es superado a menudo por el de muchas escuelas o jardines
infantiles.
Estos ruidos y sonidos intensos, llegan a producir dos tipos de
pérdida de audición:
La desviación de umbral temporal, que se siente como una
disminución de la resonancia a la percusión en la audición después de una
exposición a ruidos fuertes, pero la audición se recuperará posteriormente -
dependiendo de la intensidad del ruido y del tiempo que ha estado expuesto a
él.